Como una nube de fuego ella se
fue corriendo, se esfumo por todo el cielo pensando que del dolor escapaba,
pero su apego al ardor y al miedo la retraían una y otra vez, los susurros que
no la dejaban en paz aumentaron su incapacidad para enfrentar la verdad, una
cruda realidad que carcomía su interior. Cansada, ya hecha cenizas, ve que hay
una pequeña salida, se mira, se identifica en esa niña que alguna vez había
expresado una bella sonrisa y recuerda que su motivo más grande es volver a
sentirse viva.
Dedicado a todas aquellas mujeres que sufren de maltrato o que lo han sufrido.