Y se llamaba ANES-TASIA
Hoy te quiero escribir a ti Anastasia que te
convertiste en mi anestesia…
Creí que jamás me iba
a volver a ilusionar con algo o con alguien, tú más que nadie conocías mis
penumbras, mi ausencia en la caricaturesca vida, mi imposibilidad de expresar
mis sentimientos, mi angustia por sentir que no era merecedor de ninguna cosa, conocías la tristeza que se transportaba entre mis
venas al no encontrar un verdadero amor. Pero tú Anastasia... fuiste aquello que me electrocutaba, que me anestesiaba de profunda emoción. Mi mayor antídoto eras tú, mi deseo se produjo en el centro de tu corazón,
me enceguecí con tu Anestesia, con tus
adornos del alma. Pero hoy sólo puedo decir que fuiste mi gran ANESTESIA-ANASTASIA.
Muy bonito, me gustó sobre todo el último párrafo.
ResponderEliminar